En 1176 en Navarra reinaba Sancho VI el Sabio, cuando vinieron 12 monjes cistercienses de la abadía francesa de La Cour-Dieu, llamados por Nicolás de Artajona para fundar un monasterio en el valle de Iranzu.
La primera construcción fue la pequeña iglesia dedicada a San Adrián que está en la parte de atrás.
En Iranzu hubo 7 abades de nombramiento real entre 1537 y 1639, cuatro de ellos monjes venidos de fuera del monasterio que fueron: Martín Juárez y se le llamó “monje de piedra”, Domingo de Astete, Plácido del Caral y Luis de Estrada.
En 1809 hicieron un inventario y se llevaron todo y obligaron a los monjes a abandonar el monasterio. El último abad fue Fausto María Pascual en 1839. El monasterio estuvo abandonado 104 años, hasta que llegaron los padres teatinos. La restauración duró muchos años y se utilizaron materiales de la zona.
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